Pautas para aplicar el boicot cultural internacional a Israel
[:es]
Criterios para el Boicot
Pautas para aplicar el boicot cultural internacional a Israel
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices
Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel, PACBI.
www.pacbi.org, Rebelión, 22-07-2009
Desde abril de 2004 la PACBI ha invitado a los intelectuales y académicos de todo el mundo a “boicotear exhaustiva y sistemáticamente las instituciones académicas y culturales israelíes como una contribución a la lucha para acabar con la ocupación, colonización y sistema de apartheid de Israel” [1].
En 2006 la contundente mayoría de los trabajadores de la cultura palestinos, incluyendo a la mayoría de los directores de cine y artistas, apoyados por cientos de trabajadores internacionales de la cultura, hicieron un llamamiento a todos los directores de cine y artistas internacionales de conciencia a unirse al boicot cultural institucional contra Israel [2]. En respuesta a este llamamiento, el célebre escritor y artista británico John Berger hizo pública una declaración que fue respaldada por decenas de destacados artistas, escritores y directores de cine internacional pidiendo a sus colegas de todas partes del mundo que suscribieran el llamamiento palestino de boicot cultural [3].
En el espíritu de este boicot cultural y coherente con su lógica, en un anuncio publicitario de media página publicado el 8 de mayo de 2008 en [el diario británico] International Herald Tribune bajo el título de “Ninguna razón para celebrar” decenas de destacadas figuras culturales internacionales (incluyendo a Mahmoud Darwish, Augusto Boal, Ken Loach, Andre Brink, Ella Shohat, Judith Butler, Vincenzo Consolo, Ilan Pappe, David Toscana y Aharon Shabtai) firmaron una declaración en respuesta las celebraciones mundiales del “60 aniversario” de Israel afirmando [4]:
“¡No hay motivos de celebración! A los 60 años Israel es un Estado que sigue denegando a los refugiados palestinos sus derechos sancionados por la ONU simplemente porque son “no judíos”. Sigue ocupando ilegalmente Palestina y otras tierras árabes en violación de muchas resoluciones de la ONU. Sigue violando persistente y terriblemente el derecho internacional y derecho humanos fundamentales con total impunidad, algo que le permite un magnánimo apoyo económico, diplomático y político de Estados Unidos y la Unión Europea. Continúa tratando a sus propios ciudadanos palestinos con una discriminación institucionalizada”.
La campaña de boicot cultural contra el apartheid sudafricano ha sido una fuente fundamental de inspiración para formular tanto el llamamiento palestino al boicot como sus criterios. En aquel contexto el argumento clave presentado por el régimen sudafricano y por sus defensores en todo el mundo en contra del boicot cultural y deportivo al apartheid cultural (que el boicot viola la libertad de expresión y el intercambio cultural) fue refutado con firmeza por el director del Centro de Naciones Unidas contra el Apartheid, Enuga S. Reddy, quien en 1984 escribió [5]: “Es cuando menos bastante extraño que el régimen sudafricano, que deniega todas las libertades … a la mayoría africana … se vuelva un defensor de la libertad de los artistas y deportistas del mundo. Tenemos una lista de personas que han actuado en Sudáfrica por ignorar la situación, atraídos por el dinero o indiferentes al racismo. Hay que persuadirlos de que dejen de entretener al apartheid, de que dejen de beneficiarse del dinero del apartheid y de que dejen de servir a los propósitos de propaganda del régimen de apartheid”. De forma similar, el objetivo del llamamiento al boicot cultural son las instituciones, proyectos y eventos que siguen sirviendo a las intenciones del régimen colonial y de apartheid israelí.
Durante cinco años de intenso trabajo con compañeros en varios países para promover el boicot cultural contra Israel, la PACBI ha examinado exhaustivamente decenas de proyectos y eventos culturales, y valorado la aplicabilidad del criterio de boicot a estos y, en consecuencia, ha publicado cartas abiertas, declaraciones u opiniones consultivas sobre el tema. Las dos conclusiones más importantes a las que se llegó a este respecto eran: (a) muchos de estos eventos y proyectos caen en una zona gris e incierta que es difícil de valorar, y (b) el objetivo del boicot debe ser no sólo las instituciones cómplices sino también los vínculos inherentes y orgánicos entre ellas que reproducen la maquinaria de la subyugación colonial y del apartheid. Basándose en esta experiencia y en respuesta a la cada vez mayor demanda a la PACBI de unas pautas en la aplicación del boicot cultural a diversos proyectos, desde festivales de cine a exposiciones de arte y actuaciones musicales y de danza y conferencias, la Campaña expone a continuación unos criterios inequívocos, sistemáticos y coherentes que abordan específicamente los matices y particularidades del campo de la cultura.
El objetivo fundamental de estos criterios es ayudar a guiar a los trabajadores y organizadores de acontecimientos culturales de todo el mundo cuando se adhieran al llamamiento palestino al boicot, como una contribución al establecimiento de una paz justa en la zona.
Criterios del boicot cultural
En adelante, la palabra “producto” se refiere a productos culturales como películas y otras formas de arte; “evento” se refiere a festivales de cine, conferencias, exposiciones de arte, espectáculos de danza y música, giras de artistas y escritores, entre otras actividades.
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices.
El siguiente criterio puede que no sea completamente exhaustivo y, desde luego, no sustituye, remplaza o elude otros criterios de boicot que sean de sentido común, particularmente cuando un producto o evento cultura demuestra ser explícitamente justificativo, defensor o promotor de crímenes de guerra, discriminación racial, apartheid, supresión de derechos humanos fundamentales y graves violaciones del derecho internacional.
Basándose en lo anterior, el boicot cultural a Israel se aplica en las siguientes situaciones:
(1) El producto cultural es encargado por un organismo oficial israelí
Todos los productos culturales encargados por un organismo oficial israelí (por ejemplo, una película financiada por un ministerio del gobierno, un municipio, una embajada, un consulado, el Estado u otro organismo público) merecen ser boicoteados por razones institucionales ya que han sido encargados y, por tanto, financiados por el Estado de Israel (o cualquiera de sus instituciones cómplices) específicamente para ayudar a la propaganda del Estado o a los intentos de “renombrar” que tienen el objetivo de diluir, justificar, encubrir u otras formas de desviar la atención de la ocupación israelí y de otras violaciones de los derechos de los palestinos y del derecho internacional. Sin embargo, con mucha frecuencia este nivel de complicidad explícita es difícil de establecer, ya que la información sobre estos encargos directos puede que no esté fácilmente disponible o que incluso se oculte intencionadamente.
(2) El producto es financiado por un organismo oficial israelí, aunque no encargado (no existen condiciones políticas)
El término “condiciones políticas” se refiere aquí específicamente a aquellas condiciones que obligan al receptor de un fondo a servir directa o indirectamente a los esfuerzos de propaganda o de “renombrar” del gobierno. Los productos financiados por los organismos oficiales israelíes (tal como se definen en la categoría (1) antes mencionada), pero no encargados y, por consiguiente, no vinculados a ninguna condición política, no son, per se, sujeto de boicot. Según el criterio de la PACBI, los productos culturales individuales que reciben fondos del Estado como parte del derecho de trabajador de la cultura individual en tanto que ciudadano contribuyente sin que él o ella esté obligado a servir a los intereses politicos y a las condiciones políticas del Estado, no son boicoteables. Por otra parte, aceptar estas condiciones políticas convertiría claramente el producto o evento cultural en una forma de complicidad al contribuir a los esfuerzos de Israel de encubrir u ocultar su realidad colonial y de apartheid, y a consecuencia de ello sería boicoteable.
Mientras que en este contexto se debe respetar completa y sistemáticamente la libertad de expresión, particularmente de la expresión artística, un artista individual, director de cine, escritor, etc., israelí o no, no puede estar exento de ser sujeto de boicots que ciudadanos de conciencia de todo el mundo (más allá del alcance del criterio de boicot de la PACBI) pueden pedir en respuesta a lo que en general se considera un acto o declaración particularmente ofensivo por parte del trabajador o trabajadora de la cultura en cuestión (como la incitación directa o indirecta a la violencia; la justificación — una forma indirecta de defensa – de crímenes de guerra y otras graves violaciones del derecho internacional; declaraciones racistas; participación real en violaciones de derechos humanos, etc.). A este nivel , los trabajadores de la cultura israelíes no estarían automáticamente exentos de una crítica justificada o de cualquier otra forma legal de protesta, incluyendo el boicot; serían tratados como todos los demás infractores en la misma categoría, no mejor ni peor.
(3) El evento es patrocinado parcial o totalmente por un organismo oficial israelí
El principio general es que un evento o proyecto llevado a cabo bajo el patrocinio/auspicios de o en relación a un organismo oficial israelí constituye complicidad y, por consiguiente, es merecedor de boicot. También está bien documentado actualmente que los artistas, escritores y otros trabajadores de la cultura que solicitan financiación estatal para cubrir el coste de su participación en eventos internacionales, o de sus productos culturales, deben aceptar contribuir a los esfuerzos de propaganda oficial de Israel. Para ello el trabajador de la cultura debe firmar un contrato con el ministerio de Asuntos Exteriores que obliga al trabajador o trabajadora a “comprometerse a actuar fiel, responsable e incansablemente para proporcionar al ministerio los mejores servicios profesionales. El proveedor del servicio es consciente de que el propósito de encargarle un servicio es promover los intereses políticos del Estado de Israel vía la cultura y el arte, incluyendo el contribuir a crear una imagen positiva de Israel” [6].
(4) El producto no está financiado o patrocinado por un organismo oficial israelí
A menos que viole alguno de los criterios antes mencionados, en ausencia de patrocinio oficial israelí, el producto individual de un trabajador israelí de la cultura no es, per se, boicoteable, a pesar de su contenido o de su mérito.
(5) El evento o el producto promueve falsa simetría o “equilibrio”
Los eventos y proyectos culturales que implica a palestinos y/o árabes e israelíes y que promueven el “equilibro” entre las “dos partes” al presentar sus respectivos relatos, o se basan en la falsa premisa de que colonizadores y colonizados, opresores y oprimidos, son igualmente responsables del “conflicto”, son intencionadamente engañosos, intelectualmente deshonestos y moralmente censurables. Estos eventos y proyectos, que a menudo buscan fomentar diálogo o “reconciliación entre ambas partes” sin abordar los requisitos de justicia promueven la normalización de la opresión y de la injusticia. A menos que estén enmarcados en el explícito contexto de oposición a la ocupación y a otras formas de la opresión israelí de los palestinos, todos estos eventos y proyectos que reúnen palestinos y/o árabes e israelíes son fuertes candidatos al boicot. Otros elementos que la PACBI tiene en cuenta al evaluar estos eventos y proyectos son las fuentes de financiación, el diseño del programa, los objetivos de la organización o las organizaciones patrocinadoras, los participantes y similares factores relevantes.
Referencias:
[1] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=869
[2] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=315
[3] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=415
[4] http://www.pngo.net/data/files/english_statements/08/PNGO-THT-HP5208(2).pdf
[5] http://www.anc.org.za/un/reddy/cultural_boycott.html
[6] http://www.haaretz.com/hasen/spages/1005287.html
Enlace con el original: http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=1045
Traducción: Beatriz Morales Bastos, www.rebelión.org[:ca]
Criterios para el Boicot
Pautas para aplicar el boicot cultural internacional a Israel
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices
Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel, PACBI.
www.pacbi.org, Rebelión, 22-07-2009
Desde abril de 2004 la PACBI ha invitado a los intelectuales y académicos de todo el mundo a “boicotear exhaustiva y sistemáticamente las instituciones académicas y culturales israelíes como una contribución a la lucha para acabar con la ocupación, colonización y sistema de apartheid de Israel” [1].
En 2006 la contundente mayoría de los trabajadores de la cultura palestinos, incluyendo a la mayoría de los directores de cine y artistas, apoyados por cientos de trabajadores internacionales de la cultura, hicieron un llamamiento a todos los directores de cine y artistas internacionales de conciencia a unirse al boicot cultural institucional contra Israel [2]. En respuesta a este llamamiento, el célebre escritor y artista británico John Berger hizo pública una declaración que fue respaldada por decenas de destacados artistas, escritores y directores de cine internacional pidiendo a sus colegas de todas partes del mundo que suscribieran el llamamiento palestino de boicot cultural [3].
En el espíritu de este boicot cultural y coherente con su lógica, en un anuncio publicitario de media página publicado el 8 de mayo de 2008 en [el diario británico] International Herald Tribune bajo el título de “Ninguna razón para celebrar” decenas de destacadas figuras culturales internacionales (incluyendo a Mahmoud Darwish, Augusto Boal, Ken Loach, Andre Brink, Ella Shohat, Judith Butler, Vincenzo Consolo, Ilan Pappe, David Toscana y Aharon Shabtai) firmaron una declaración en respuesta las celebraciones mundiales del “60 aniversario” de Israel afirmando [4]:
“¡No hay motivos de celebración! A los 60 años Israel es un Estado que sigue denegando a los refugiados palestinos sus derechos sancionados por la ONU simplemente porque son “no judíos”. Sigue ocupando ilegalmente Palestina y otras tierras árabes en violación de muchas resoluciones de la ONU. Sigue violando persistente y terriblemente el derecho internacional y derecho humanos fundamentales con total impunidad, algo que le permite un magnánimo apoyo económico, diplomático y político de Estados Unidos y la Unión Europea. Continúa tratando a sus propios ciudadanos palestinos con una discriminación institucionalizada”.
La campaña de boicot cultural contra el apartheid sudafricano ha sido una fuente fundamental de inspiración para formular tanto el llamamiento palestino al boicot como sus criterios. En aquel contexto el argumento clave presentado por el régimen sudafricano y por sus defensores en todo el mundo en contra del boicot cultural y deportivo al apartheid cultural (que el boicot viola la libertad de expresión y el intercambio cultural) fue refutado con firmeza por el director del Centro de Naciones Unidas contra el Apartheid, Enuga S. Reddy, quien en 1984 escribió [5]: “Es cuando menos bastante extraño que el régimen sudafricano, que deniega todas las libertades … a la mayoría africana … se vuelva un defensor de la libertad de los artistas y deportistas del mundo. Tenemos una lista de personas que han actuado en Sudáfrica por ignorar la situación, atraídos por el dinero o indiferentes al racismo. Hay que persuadirlos de que dejen de entretener al apartheid, de que dejen de beneficiarse del dinero del apartheid y de que dejen de servir a los propósitos de propaganda del régimen de apartheid”. De forma similar, el objetivo del llamamiento al boicot cultural son las instituciones, proyectos y eventos que siguen sirviendo a las intenciones del régimen colonial y de apartheid israelí.
Durante cinco años de intenso trabajo con compañeros en varios países para promover el boicot cultural contra Israel, la PACBI ha examinado exhaustivamente decenas de proyectos y eventos culturales, y valorado la aplicabilidad del criterio de boicot a estos y, en consecuencia, ha publicado cartas abiertas, declaraciones u opiniones consultivas sobre el tema. Las dos conclusiones más importantes a las que se llegó a este respecto eran: (a) muchos de estos eventos y proyectos caen en una zona gris e incierta que es difícil de valorar, y (b) el objetivo del boicot debe ser no sólo las instituciones cómplices sino también los vínculos inherentes y orgánicos entre ellas que reproducen la maquinaria de la subyugación colonial y del apartheid. Basándose en esta experiencia y en respuesta a la cada vez mayor demanda a la PACBI de unas pautas en la aplicación del boicot cultural a diversos proyectos, desde festivales de cine a exposiciones de arte y actuaciones musicales y de danza y conferencias, la Campaña expone a continuación unos criterios inequívocos, sistemáticos y coherentes que abordan específicamente los matices y particularidades del campo de la cultura.
El objetivo fundamental de estos criterios es ayudar a guiar a los trabajadores y organizadores de acontecimientos culturales de todo el mundo cuando se adhieran al llamamiento palestino al boicot, como una contribución al establecimiento de una paz justa en la zona.
Criterios del boicot cultural
En adelante, la palabra “producto” se refiere a productos culturales como películas y otras formas de arte; “evento” se refiere a festivales de cine, conferencias, exposiciones de arte, espectáculos de danza y música, giras de artistas y escritores, entre otras actividades.
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices.
El siguiente criterio puede que no sea completamente exhaustivo y, desde luego, no sustituye, remplaza o elude otros criterios de boicot que sean de sentido común, particularmente cuando un producto o evento cultura demuestra ser explícitamente justificativo, defensor o promotor de crímenes de guerra, discriminación racial, apartheid, supresión de derechos humanos fundamentales y graves violaciones del derecho internacional.
Basándose en lo anterior, el boicot cultural a Israel se aplica en las siguientes situaciones:
(1) El producto cultural es encargado por un organismo oficial israelí
Todos los productos culturales encargados por un organismo oficial israelí (por ejemplo, una película financiada por un ministerio del gobierno, un municipio, una embajada, un consulado, el Estado u otro organismo público) merecen ser boicoteados por razones institucionales ya que han sido encargados y, por tanto, financiados por el Estado de Israel (o cualquiera de sus instituciones cómplices) específicamente para ayudar a la propaganda del Estado o a los intentos de “renombrar” que tienen el objetivo de diluir, justificar, encubrir u otras formas de desviar la atención de la ocupación israelí y de otras violaciones de los derechos de los palestinos y del derecho internacional. Sin embargo, con mucha frecuencia este nivel de complicidad explícita es difícil de establecer, ya que la información sobre estos encargos directos puede que no esté fácilmente disponible o que incluso se oculte intencionadamente.
(2) El producto es financiado por un organismo oficial israelí, aunque no encargado (no existen condiciones políticas)
El término “condiciones políticas” se refiere aquí específicamente a aquellas condiciones que obligan al receptor de un fondo a servir directa o indirectamente a los esfuerzos de propaganda o de “renombrar” del gobierno. Los productos financiados por los organismos oficiales israelíes (tal como se definen en la categoría (1) antes mencionada), pero no encargados y, por consiguiente, no vinculados a ninguna condición política, no son, per se, sujeto de boicot. Según el criterio de la PACBI, los productos culturales individuales que reciben fondos del Estado como parte del derecho de trabajador de la cultura individual en tanto que ciudadano contribuyente sin que él o ella esté obligado a servir a los intereses politicos y a las condiciones políticas del Estado, no son boicoteables. Por otra parte, aceptar estas condiciones políticas convertiría claramente el producto o evento cultural en una forma de complicidad al contribuir a los esfuerzos de Israel de encubrir u ocultar su realidad colonial y de apartheid, y a consecuencia de ello sería boicoteable.
Mientras que en este contexto se debe respetar completa y sistemáticamente la libertad de expresión, particularmente de la expresión artística, un artista individual, director de cine, escritor, etc., israelí o no, no puede estar exento de ser sujeto de boicots que ciudadanos de conciencia de todo el mundo (más allá del alcance del criterio de boicot de la PACBI) pueden pedir en respuesta a lo que en general se considera un acto o declaración particularmente ofensivo por parte del trabajador o trabajadora de la cultura en cuestión (como la incitación directa o indirecta a la violencia; la justificación — una forma indirecta de defensa – de crímenes de guerra y otras graves violaciones del derecho internacional; declaraciones racistas; participación real en violaciones de derechos humanos, etc.). A este nivel , los trabajadores de la cultura israelíes no estarían automáticamente exentos de una crítica justificada o de cualquier otra forma legal de protesta, incluyendo el boicot; serían tratados como todos los demás infractores en la misma categoría, no mejor ni peor.
(3) El evento es patrocinado parcial o totalmente por un organismo oficial israelí
El principio general es que un evento o proyecto llevado a cabo bajo el patrocinio/auspicios de o en relación a un organismo oficial israelí constituye complicidad y, por consiguiente, es merecedor de boicot. También está bien documentado actualmente que los artistas, escritores y otros trabajadores de la cultura que solicitan financiación estatal para cubrir el coste de su participación en eventos internacionales, o de sus productos culturales, deben aceptar contribuir a los esfuerzos de propaganda oficial de Israel. Para ello el trabajador de la cultura debe firmar un contrato con el ministerio de Asuntos Exteriores que obliga al trabajador o trabajadora a “comprometerse a actuar fiel, responsable e incansablemente para proporcionar al ministerio los mejores servicios profesionales. El proveedor del servicio es consciente de que el propósito de encargarle un servicio es promover los intereses políticos del Estado de Israel vía la cultura y el arte, incluyendo el contribuir a crear una imagen positiva de Israel” [6].
(4) El producto no está financiado o patrocinado por un organismo oficial israelí
A menos que viole alguno de los criterios antes mencionados, en ausencia de patrocinio oficial israelí, el producto individual de un trabajador israelí de la cultura no es, per se, boicoteable, a pesar de su contenido o de su mérito.
(5) El evento o el producto promueve falsa simetría o “equilibrio”
Los eventos y proyectos culturales que implica a palestinos y/o árabes e israelíes y que promueven el “equilibro” entre las “dos partes” al presentar sus respectivos relatos, o se basan en la falsa premisa de que colonizadores y colonizados, opresores y oprimidos, son igualmente responsables del “conflicto”, son intencionadamente engañosos, intelectualmente deshonestos y moralmente censurables. Estos eventos y proyectos, que a menudo buscan fomentar diálogo o “reconciliación entre ambas partes” sin abordar los requisitos de justicia promueven la normalización de la opresión y de la injusticia. A menos que estén enmarcados en el explícito contexto de oposición a la ocupación y a otras formas de la opresión israelí de los palestinos, todos estos eventos y proyectos que reúnen palestinos y/o árabes e israelíes son fuertes candidatos al boicot. Otros elementos que la PACBI tiene en cuenta al evaluar estos eventos y proyectos son las fuentes de financiación, el diseño del programa, los objetivos de la organización o las organizaciones patrocinadoras, los participantes y similares factores relevantes.
Referencias:
[1] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=869
[2] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=315
[3] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=415
[4] http://www.pngo.net/data/files/english_statements/08/PNGO-THT-HP5208(2).pdf
[5] http://www.anc.org.za/un/reddy/cultural_boycott.html
[6] http://www.haaretz.com/hasen/spages/1005287.html
Enlace con el original: http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=1045
Traducción: Beatriz Morales Bastos, www.rebelión.org[:eu]
Criterios para el Boicot
Pautas para aplicar el boicot cultural internacional a Israel
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices
Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel, PACBI.
www.pacbi.org, Rebelión, 22-07-2009
Desde abril de 2004 la PACBI ha invitado a los intelectuales y académicos de todo el mundo a “boicotear exhaustiva y sistemáticamente las instituciones académicas y culturales israelíes como una contribución a la lucha para acabar con la ocupación, colonización y sistema de apartheid de Israel” [1].
En 2006 la contundente mayoría de los trabajadores de la cultura palestinos, incluyendo a la mayoría de los directores de cine y artistas, apoyados por cientos de trabajadores internacionales de la cultura, hicieron un llamamiento a todos los directores de cine y artistas internacionales de conciencia a unirse al boicot cultural institucional contra Israel [2]. En respuesta a este llamamiento, el célebre escritor y artista británico John Berger hizo pública una declaración que fue respaldada por decenas de destacados artistas, escritores y directores de cine internacional pidiendo a sus colegas de todas partes del mundo que suscribieran el llamamiento palestino de boicot cultural [3].
En el espíritu de este boicot cultural y coherente con su lógica, en un anuncio publicitario de media página publicado el 8 de mayo de 2008 en [el diario británico] International Herald Tribune bajo el título de “Ninguna razón para celebrar” decenas de destacadas figuras culturales internacionales (incluyendo a Mahmoud Darwish, Augusto Boal, Ken Loach, Andre Brink, Ella Shohat, Judith Butler, Vincenzo Consolo, Ilan Pappe, David Toscana y Aharon Shabtai) firmaron una declaración en respuesta las celebraciones mundiales del “60 aniversario” de Israel afirmando [4]:
“¡No hay motivos de celebración! A los 60 años Israel es un Estado que sigue denegando a los refugiados palestinos sus derechos sancionados por la ONU simplemente porque son “no judíos”. Sigue ocupando ilegalmente Palestina y otras tierras árabes en violación de muchas resoluciones de la ONU. Sigue violando persistente y terriblemente el derecho internacional y derecho humanos fundamentales con total impunidad, algo que le permite un magnánimo apoyo económico, diplomático y político de Estados Unidos y la Unión Europea. Continúa tratando a sus propios ciudadanos palestinos con una discriminación institucionalizada”.
La campaña de boicot cultural contra el apartheid sudafricano ha sido una fuente fundamental de inspiración para formular tanto el llamamiento palestino al boicot como sus criterios. En aquel contexto el argumento clave presentado por el régimen sudafricano y por sus defensores en todo el mundo en contra del boicot cultural y deportivo al apartheid cultural (que el boicot viola la libertad de expresión y el intercambio cultural) fue refutado con firmeza por el director del Centro de Naciones Unidas contra el Apartheid, Enuga S. Reddy, quien en 1984 escribió [5]: “Es cuando menos bastante extraño que el régimen sudafricano, que deniega todas las libertades … a la mayoría africana … se vuelva un defensor de la libertad de los artistas y deportistas del mundo. Tenemos una lista de personas que han actuado en Sudáfrica por ignorar la situación, atraídos por el dinero o indiferentes al racismo. Hay que persuadirlos de que dejen de entretener al apartheid, de que dejen de beneficiarse del dinero del apartheid y de que dejen de servir a los propósitos de propaganda del régimen de apartheid”. De forma similar, el objetivo del llamamiento al boicot cultural son las instituciones, proyectos y eventos que siguen sirviendo a las intenciones del régimen colonial y de apartheid israelí.
Durante cinco años de intenso trabajo con compañeros en varios países para promover el boicot cultural contra Israel, la PACBI ha examinado exhaustivamente decenas de proyectos y eventos culturales, y valorado la aplicabilidad del criterio de boicot a estos y, en consecuencia, ha publicado cartas abiertas, declaraciones u opiniones consultivas sobre el tema. Las dos conclusiones más importantes a las que se llegó a este respecto eran: (a) muchos de estos eventos y proyectos caen en una zona gris e incierta que es difícil de valorar, y (b) el objetivo del boicot debe ser no sólo las instituciones cómplices sino también los vínculos inherentes y orgánicos entre ellas que reproducen la maquinaria de la subyugación colonial y del apartheid. Basándose en esta experiencia y en respuesta a la cada vez mayor demanda a la PACBI de unas pautas en la aplicación del boicot cultural a diversos proyectos, desde festivales de cine a exposiciones de arte y actuaciones musicales y de danza y conferencias, la Campaña expone a continuación unos criterios inequívocos, sistemáticos y coherentes que abordan específicamente los matices y particularidades del campo de la cultura.
El objetivo fundamental de estos criterios es ayudar a guiar a los trabajadores y organizadores de acontecimientos culturales de todo el mundo cuando se adhieran al llamamiento palestino al boicot, como una contribución al establecimiento de una paz justa en la zona.
Criterios del boicot cultural
En adelante, la palabra “producto” se refiere a productos culturales como películas y otras formas de arte; “evento” se refiere a festivales de cine, conferencias, exposiciones de arte, espectáculos de danza y música, giras de artistas y escritores, entre otras actividades.
Antes de discutir las diferentes categorías de productos y eventos culturales, y como norma general fundamental, prácticamente todas las instituciones culturales israelíes, a menos que demuestren lo contrario, son cómplices de mantener la ocupación israelí y de denegar los derechos palestinos básicos, ya sea por medio de su silencio o de su implicación real en justificar, encubrir o desviar de otro modo deliberadamente la atención de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos. En consecuencia, se debe boicotear a estas instituciones, todos sus productos y todos los acontecimientos que ellas patrocinen o apoyen. Del mismo modo, se deben boicotear eventos y proyectos que impliquen a individuos que explícitamente representan a estas instituciones cómplices.
El siguiente criterio puede que no sea completamente exhaustivo y, desde luego, no sustituye, remplaza o elude otros criterios de boicot que sean de sentido común, particularmente cuando un producto o evento cultura demuestra ser explícitamente justificativo, defensor o promotor de crímenes de guerra, discriminación racial, apartheid, supresión de derechos humanos fundamentales y graves violaciones del derecho internacional.
Basándose en lo anterior, el boicot cultural a Israel se aplica en las siguientes situaciones:
(1) El producto cultural es encargado por un organismo oficial israelí
Todos los productos culturales encargados por un organismo oficial israelí (por ejemplo, una película financiada por un ministerio del gobierno, un municipio, una embajada, un consulado, el Estado u otro organismo público) merecen ser boicoteados por razones institucionales ya que han sido encargados y, por tanto, financiados por el Estado de Israel (o cualquiera de sus instituciones cómplices) específicamente para ayudar a la propaganda del Estado o a los intentos de “renombrar” que tienen el objetivo de diluir, justificar, encubrir u otras formas de desviar la atención de la ocupación israelí y de otras violaciones de los derechos de los palestinos y del derecho internacional. Sin embargo, con mucha frecuencia este nivel de complicidad explícita es difícil de establecer, ya que la información sobre estos encargos directos puede que no esté fácilmente disponible o que incluso se oculte intencionadamente.
(2) El producto es financiado por un organismo oficial israelí, aunque no encargado (no existen condiciones políticas)
El término “condiciones políticas” se refiere aquí específicamente a aquellas condiciones que obligan al receptor de un fondo a servir directa o indirectamente a los esfuerzos de propaganda o de “renombrar” del gobierno. Los productos financiados por los organismos oficiales israelíes (tal como se definen en la categoría (1) antes mencionada), pero no encargados y, por consiguiente, no vinculados a ninguna condición política, no son, per se, sujeto de boicot. Según el criterio de la PACBI, los productos culturales individuales que reciben fondos del Estado como parte del derecho de trabajador de la cultura individual en tanto que ciudadano contribuyente sin que él o ella esté obligado a servir a los intereses politicos y a las condiciones políticas del Estado, no son boicoteables. Por otra parte, aceptar estas condiciones políticas convertiría claramente el producto o evento cultural en una forma de complicidad al contribuir a los esfuerzos de Israel de encubrir u ocultar su realidad colonial y de apartheid, y a consecuencia de ello sería boicoteable.
Mientras que en este contexto se debe respetar completa y sistemáticamente la libertad de expresión, particularmente de la expresión artística, un artista individual, director de cine, escritor, etc., israelí o no, no puede estar exento de ser sujeto de boicots que ciudadanos de conciencia de todo el mundo (más allá del alcance del criterio de boicot de la PACBI) pueden pedir en respuesta a lo que en general se considera un acto o declaración particularmente ofensivo por parte del trabajador o trabajadora de la cultura en cuestión (como la incitación directa o indirecta a la violencia; la justificación — una forma indirecta de defensa – de crímenes de guerra y otras graves violaciones del derecho internacional; declaraciones racistas; participación real en violaciones de derechos humanos, etc.). A este nivel , los trabajadores de la cultura israelíes no estarían automáticamente exentos de una crítica justificada o de cualquier otra forma legal de protesta, incluyendo el boicot; serían tratados como todos los demás infractores en la misma categoría, no mejor ni peor.
(3) El evento es patrocinado parcial o totalmente por un organismo oficial israelí
El principio general es que un evento o proyecto llevado a cabo bajo el patrocinio/auspicios de o en relación a un organismo oficial israelí constituye complicidad y, por consiguiente, es merecedor de boicot. También está bien documentado actualmente que los artistas, escritores y otros trabajadores de la cultura que solicitan financiación estatal para cubrir el coste de su participación en eventos internacionales, o de sus productos culturales, deben aceptar contribuir a los esfuerzos de propaganda oficial de Israel. Para ello el trabajador de la cultura debe firmar un contrato con el ministerio de Asuntos Exteriores que obliga al trabajador o trabajadora a “comprometerse a actuar fiel, responsable e incansablemente para proporcionar al ministerio los mejores servicios profesionales. El proveedor del servicio es consciente de que el propósito de encargarle un servicio es promover los intereses políticos del Estado de Israel vía la cultura y el arte, incluyendo el contribuir a crear una imagen positiva de Israel” [6].
(4) El producto no está financiado o patrocinado por un organismo oficial israelí
A menos que viole alguno de los criterios antes mencionados, en ausencia de patrocinio oficial israelí, el producto individual de un trabajador israelí de la cultura no es, per se, boicoteable, a pesar de su contenido o de su mérito.
(5) El evento o el producto promueve falsa simetría o “equilibrio”
Los eventos y proyectos culturales que implica a palestinos y/o árabes e israelíes y que promueven el “equilibro” entre las “dos partes” al presentar sus respectivos relatos, o se basan en la falsa premisa de que colonizadores y colonizados, opresores y oprimidos, son igualmente responsables del “conflicto”, son intencionadamente engañosos, intelectualmente deshonestos y moralmente censurables. Estos eventos y proyectos, que a menudo buscan fomentar diálogo o “reconciliación entre ambas partes” sin abordar los requisitos de justicia promueven la normalización de la opresión y de la injusticia. A menos que estén enmarcados en el explícito contexto de oposición a la ocupación y a otras formas de la opresión israelí de los palestinos, todos estos eventos y proyectos que reúnen palestinos y/o árabes e israelíes son fuertes candidatos al boicot. Otros elementos que la PACBI tiene en cuenta al evaluar estos eventos y proyectos son las fuentes de financiación, el diseño del programa, los objetivos de la organización o las organizaciones patrocinadoras, los participantes y similares factores relevantes.
Referencias:
[1] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=869
[2] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=315
[3] http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=415
[4] http://www.pngo.net/data/files/english_statements/08/PNGO-THT-HP5208(2).pdf
[5] http://www.anc.org.za/un/reddy/cultural_boycott.html
[6] http://www.haaretz.com/hasen/spages/1005287.html
Enlace con el original: http://www.pacbi.org/etemplate.php?id=1045
Traducción: Beatriz Morales Bastos, www.rebelión.org[:]
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