Hacia el momento Mubarak de Palestina
La Autoridad Palestina debe disolverse ya que está actuando según los intereses de Israel, dice el autor.
Ali Abunimah: 24 Feb 2011
El lento colapso del conjunto de instituciones de gobierno en los últimos años ha llevado a una crisis en medio de las revoluciones árabes en curso, las revelaciones de los Papeles Palestinos, y la ausencia de un proceso de paz creíble.
La Autoridad Palestina (AP), con sede en Ramallah, y liderada por Mahmoud Abbas y su facción de Fatah ha intentado responder a esta crisis con la convocatoria de elecciones al Consejo Legislativo Palestino (CLP) y a la presidencia de la AP.
Abbas espera que las elecciones puedan devolver la legitimidad a su mandato. Hamas ha rechazado unas elecciones mientras no exista un acuerdo de reconciliación que acabe con la división que se produjo cuando Fatah (junto con Israel y los patrocinadores occidentales de la AP, especialmente EEUU) se negó a aceptar el resultado de las últimas elecciones de 2006 en las que Hamas ganó contundentemente.
Sin embargo, incluso si se celebraran unas elecciones de este tipo en Cisjordania y la Franja de Gaza, no se resolvería la crisis del conjunto de líderes frente al pueblo palestino en su totalidad, unos diez millones distribuidos entre los que viven en la Franja de Gaza y Cisjordania, en el interior de Israel, y la diáspora por todo el mundo.
Una casa dividida
Hay muchas razones para oponerse a unas nuevas elecciones a la AP, incluso si Hamas y Fatah solucionaran sus diferencias. La experiencia desde 2006 ha demostrado que la democracia, la gobernanza y la política normal son imposibles bajo la brutal ocupación militar de Israel.
El cuerpo político palestino no se dividió en dos grandes corrientes políticas con argumentos contrapuestos, como ocurre en otras democracias electivas, sino en una corriente que está alineada con, apoyada por y depende de la ocupación y sus patrocinadoresextranjeros, y otra que continúa comprometida, al menos nominalmente, con la resistencia. Estas contradicciones no se pueden resolver mediante unas elecciones.
La AP de Ramallah bajo el liderazgo de Abbas funciona hoy como una sección de la ocupación israelí, mientras que Hamas, con sus cuadros políticos presos, torturados y reprimidos en Cisjordania por Israel y las fuerzas de Abbas, está asediado en Gaza, donde intenta gobernar. Mientras tanto, Hamas no ha ofrecido ninguna visión política coherente para sacar a los palestinos del punto muerto en el que se encuentran y su gobierno en Gaza cada vez se parece más al de sus homólogos de Fatah en Cisjordania.
La AP se creó por un acuerdo entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel según los Acuerdos de Oslo. La “Declaración de Principios” del 13 de septiembre de 1993, firmada por las partes establece que:
“El objetivo de las negociaciones israelo-palestinas dentro del actual proceso de paz del Oriente Medio es, entre otras cosas, establecer un gobierno autónomo provisional palestino, vale decir, un Consejo elegido («el Consejo») para la población palestina de la Ribera Occidental y la Faja de Gaza, durante un período de transición de no más de cinco años, que desemboque en una solución permanente basada en las resoluciones 242 (1967) y 338 (1973) del Consejo de Seguridad”.
Según el acuerdo, las elecciones a la AP “constituirán una importante medida preparatoria provisional de la realización de los derechos legítimos del pueblo palestino y de la satisfacción de sus justas reclamaciones”.
Un mandato corto
Así, solo estaba previsto que la AP fuera temporal, transitoria, y con un mandato limitado a una mera fracción del pueblo palestino, aquellos que viven en Cisjordania y la Franja de Gaza. Los Acuerdos de Oslo limitan específicamente los poderes de la AP a las funciones delegadas por Israel según dicho acuerdo.
Por ello, las elecciones al CLP no resolverán la cuestión de la representación, para el pueblo palestino en su totalidad. La mayoría no va a tener voto. Como ha ocurrido en elecciones anteriores, es problable que Israel intervenga, en particular en Jerusalén Este para intentar prohibir el voto incluso a algunos palestinos que viven bajo la ocupación.
Dadas estas condiciones, un nuevo CLP electo solo serviría para afianzar todavía más las divisiones entre palestinos creando a su vez la ilusión de que existe un gobierno palestino autónomo –y que puede prosperar- bajo la ocupación israelí.
Después de una década y media desde su creación, la Autoridad Palestina ha demostrado que no es un paso hacia “los derechos legítimos del pueblo palestino”, sino más bien un obstáculo importante en el camino hacia su consecución.
La AP no ofrece un auténtico gobierno autónomo o protección para los palestinos bajo la ocupación, quienes continúan siendo discriminados, asesinados, mutilados y asediados con impunidad por Israel, mientras Israel confisca y coloniza su tierra.
La AP nunca fue, ni podrá ser, la sustituta de un liderazgo colectivo para el pueblo palestino en su totalidad, y las elecciones a la AP no sustituyen a la autodeterminación.
Disolver la AP
Con el colapso completo de “proceso de paz”- que ha recibido su golpe de gracia por las revelaciones de los Papeles Palestinos- es hora de que la AP tenga su momento Mubarak. Cuando finalmente el tirano egipcio dejó su cargo el 11 de febrero, entregó el poder a las fuerzas armadas.
La AP debe disolverse de la misma manera anunciando que las responsabilidades que le habían sido delegadas por Israel están siendo devueltas al poder de la ocupación, que debe cumplir sus obligaciones según la Cuarta Convención de Ginebra de 1949.
Ésto no sería una rendición. Al contrario, sería un reconocimiento de la realidad y un acto de resistencia por parte de los palestinos que de forma colectiva se negarían a seguir ayudando al ocupante en su propia ocupación. Quitando la el velo del gobierno autónomo que enmascara y protege de examen a la tiranía colonial y militar de Israel, el fin de la AP pondría al descubierto el apartheid israelí para que todo el mundo lo viera.
El mismo mensaje debería dirigirse a la Unión Europea y a los Estados Unidos que han estado subvencionando directamente la ocupación y la colonización israelí a través de la artimaña de la “ayuda” a los palestinos y la formación de las fuerzas de seguridad que actúan como delegados de Israel. Si la Unión Europea quiere seguir financiando la ocupación israelí, debe de tener la honradez de hacerlo abiertamente y no usar como fachada a los palestinos o al proceso de paz.
La disolución de la AP puede causar dificultades e inseguridad para las decenas de cientos de palestinos y quienes están a su cargo, que dependen de salarios pagados por la Unión Europea a través de la AP. Pero el pueblo palestino en su totalidad –los millones que han sido víctimas y han sido marginalizados por Oslo- podría beneficiarse mucho más.
Devolver los poderes delegados de la AP al ocupante daría libertad a los palestinos para centrarse en la reconstrucción de su cuerpo político colectivo y poner en marcha estrategias que realmente les liberen del poder colonial de Israel.
Un nuevo liderazgo
¿Cómo podría ser un liderazgo palestino real y colectivo? Si ninguna duda éste es un desafío difícil. Puede que algunos palestinos mayores recuerden con cariño los buenos tiempos de la OLP. La OLP sigue existiendo, por supuesto, pero hace tiempo que sus órganos han perdido cualquier legitimidad o función representativa. En la actualidad no son más que meros sellos en manos de Abbas y su reducido círculo.
¿La OLP podría reconstituirse como un cuerpo realmente representativo mediante, por ejemplo, la elección de un nuevo Consejo Nacional Palestino (CNP)- el “parlamento en el exilio” de la OLP? Aunque supuesta el CNP debía ser elegido por el pueblo palestino, la realidad es que eso nunca ha ocurrido- debido en parte a la dificultad práctica de celebrar elecciones en la diáspora palestina. Los miembros siempre han sido elegidos mediante negociaciones entre las diferentes facciones políticas y el CNP incluía escaños para independientes y representantes de los estudiantes, mujeres y otras organizaciones afiliadas a la OLP.
Uno de los puntos clave de discrepancia entre Fatah y Hamas ha sido la reforma de la OLP por la que Hamas pasaría a ser miembro y recibiría un número proporcional de escaños en los diferentes cuerpos de gobierno de la organización. Pero incluso si esto ocurriera, no sería equivalente a que los palestinos eligieran a sus representantes de forma directa.
Sin embargo, si los países árabes que albergan a un gran número de refugiados palestinos llevan a cabo transformaciones democráticas, se abrirán nuevas posibilidades para la política palestina.
En los últimos años, se ha facilitado el “voto fuera del país” a amplias poblaciones de refugiados y exiliados iraquíes y afganos, para elecciones patrocinadas por las potencias ocupantes de esos países. En teoría, debería ser posible para todos los palestinos celebrar elecciones, quizás con la asistencia de la ONU- incluyendo la amplia diáspora palestina en las Américas y Europa.
El problema es que cualquier elección de este tipo probablemente necesitaría contar con la voluntad y la cooperación de la “comunidad internacional” (EEUU y sus aliados), que han sido implacables en su oposición a permitir que los palestinos elijan a sus propios líderes.
¿Merece la pena la energía y el gasto del funcionamiento de una burocracia palestina transnacional? ¿Estos nuevos cuerpos serían vulnerables a las clases de subversión, cooptación, y corrupción que transformaron la OLP original de un movimiento de liberación nacional en su triste estado actual en el que ha sido secuestrada por una camarilla de colaboracionistas?
No tengo las respuestas definitivas a estas preguntas, pero me parece que son las que los palestinos deben debatir ahora.
Boicot inspirador
A la luz de las revoluciones árabes que no han tenido líderes, otra posibilidad interesante es que en esta etapa los palestinos no tengan que preocuparse sobre la creación de cuerpos representativos.
En vez de esto, deben centrarse en la poderosa resistencia descentralizada, particularmente en el boicot, desinversión y sanciones (BDS) a nivel internacional, y a la lucha popular dentro de la Palestina histórica.
El movimiento BDS tiene un liderazgo colectivo en la forma del Comité Nacional de Boicot (BNC, en inglés). Sin embargo, éste no es un liderazgo que dicta órdenes e instrucciones a los palestinos o a las organizaciones de solidaridad por todo el mundo. Más bien, diseña una agenda que refleja un amplio consenso palestino, e implementa campañas para que se trabaje de acuerdo con esta agenda, en gran parte mediante persuasión moral.
La agenda engloba las necesidades y derechos de todos los palestinos: el fin de la ocupación y colonización de todos los territorios árabes ocupados en 1967; en fin de todas las formas de discriminación contra los ciudadanos palestinos en Israel; y el respeto, la promoción y la implementación de los derechos de los refugiados palestinos.
La campaña por el BDS es poderosa y cada vez más grande porque está descentralizada y aquellos que trabajan por el boicot a Israel alrededor del mundo- siguiendo el precedente del apartheid en Sudáfrica- están trabajando de forma independiente. No hay un cuerpo central que Israel y sus aliados puedan sabotear y atacar.
Éste debe ser el modelo a seguir: continuemos construyendo nuestra fortaleza a través de campañas, la resistencia civil y el activismo. Hace dos meses, pocos podrían haberse imaginado que los antiguos regímenes de Zine el Abidine Ben Ali en Túnez y de Hosni Mubarak en Egipto, que llevaban décadas en el poder, caerían- pero han caído bajo el peso de protestas populares masivas y amplias. En efecto, estos movimientos son mucho más prometedores para acabar con el régimen de apartheid de Israel y producir un liderazgo palestino auténtico, representativo y democrático, que ese tipo de instituciones engorrosas creadas por los Acuerdos de Oslo. El fin del proceso de paz es sólo el comienzo.
Ali Abunimah es cofundador de The Electronic Intifada, asesor politico de Palestinian Policy Network, y autor de One Country: A Bold Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse .
http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/02/2011224141158174266.html
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