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[:es]Palestina, Zinemaldia, Rebordinos[:]

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Manoli Etxeberria, Antzine Biain, Joseba Alvarez, Julen Agirre, Xabi Soto. Participantes de la plataforma Palestinarekin Elkartasuna de Donostia.
Rueda de prensa en el Donostia Zinemaldia

Rueda de prensa de Palestinarekin Elkartasuna en el Donostia Zinemaldia.

La ONU proclamó 2014 Año Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino e Israel lo ha celebrado con una brutal masacre, arrasando Gaza, matando a más de 2000 palestinos —muchos de ellos mujeres y niñ@s— e hiriendo a más de 10 000 ciudadan@s, además de demoler 40 000 viviendas y nuevos asentamientos y practicando, además, detenciones arbitrarias y asesinatos en Cisjordania. Nada nuevo, aunque esta vez su barbarie ha dio más lejos que nunca.

Nada nuevo, tampoco, en el Zinemaldia 62 de Donostia. No esperábamos que la llamada de la ONU se tradujera en una retrospectiva sobre el cine palestino, aunque hubiera sido bastante lógico, pero sí confiábamos en encontrar alguna presencia testimonial del mismo en esta edición. Pero nada de nada. Pues esta simple crítica y la petición por escrito por parte del colectivo Palestinarekin Elkartasuna para que sean retiradas las tres películas israelíes de la programación de este año parecen haber molestado a su director, José Luis Rebordinos.

La opinión pública debe de saber que en ningún apartado de la carta de Palestinarekin Elkartasuna se ha pedido el boicot a un director por su nacionalidad. Es más, nos gustaría encontrar en el Zinemaldia películas de directores de nacionalidad israelí como Udi Aloni o Eyal Sivan quienes, a pesar de ser israelíes, apoyan la campaña internacional del BDS. Y no son los únicos israelies que lo apoyan. Pero nada de nada. Ni rastro.

Lo que ha pedido el Colectivo Palestinarekin Elkartasuna es el boicot a la «marca Israel», al cine israelí que, independientemente de las intenciones y opiniones de sus directores, el Estado de Israel utiliza para mantener su fachada democrática y como cortina de humo que oculte sus crímenes. Porque, como afirmaba un ministro de cultura, Limor Livnat :»el cine israelí demuestra cada día que la cultura es la mejor embajadora del Estado».

Desde nuestro punto de vista, la «marca Israel» contribuye decisivamente a normalizar la visión de Israel en el mundo, es decir, a que lo veamos y aceptemos como un país democrático y no como el que viola diariamente los derechos humanos, se ríe de la legalidad internacional, incumple las resoluciones de la ONU, boicotea el cine palestino y, además, acaba de cometer, una vez mas, crímenes contra la humanidad en Gaza y mantiene el bloqueo ilegal y criminal de la franja.

No es posible separar ambas caras de Israel. Como afirma Ilan Pappé, historiador israelí, el enfoque de la cultura y la vida académica israelí como entidades diferentes del ejército, la ocupación y la destrucción, proporciona inmunidad a una de las mayores atrocidades de nuestro tiempo.

Por todo ello, en ningún momento hemos solicitado que el Zinemaldia 62 retirara a Gett por la nacionalidad de sus directores, ni mucho menos por su contenido. Pero sí consideramos que no debería participar en este festival por ser una de las películas elegidas y financiadas este año por el Estado de Israel para representarlo, y así lavar su imagen, en todo el mundo.

La campaña internacional BDS no está dirigida contra personas concretas sino contra productos culturales y de consumo financiados y promocionados por el Estado de Israel.

Gett es una de las películas seleccionadas por el Israel Film Fund, encargado de promocionar la marca Israel en el cine. Con un presupuesto anual de 6 millones de dólares, Israel Film Fund apoya, ayuda, asesora y financia los proyectos cinematográficos seleccionados , incluyendo la comercialización y distribución en todo el mundo.

Algunos pueden afirmar que parece contradictorio que Israel apoye Gett, una película crítica que denuncia los matrimonios religiosos en Israel, los únicos válidos. No lo considera así el cineasta israeli Eyal Silvan, quien opina que al Estado de Israel le interesa financiar alguna película llamada «crítica». Silvan, que se niega a aceptar dinero israelí, asegura que «el gobierno israelí mediante los fondos de ayuda, utiliza las obras de oposición como una prueba de democracia».

Por todo ello, es fácil afirmar que Zinemaldia defiende la libertad de expresión, tal y como lo ha manifestado Rebordinos, pero nunca se han oído denuncias claras contra los ataques permanentes y diarios por parte de Israel a la libertad de expresión de los y lass palestinas en Zinemaldia. Tampoco se ha protestado públicamente porque desde el año 2008 Anne Marie Jacir tenga prohibida por Israel la entrada en Cisjordania, tras el rodaje de la película La sal de este mar. Tampoco hemos visto ninguna muestra de apoyo a Mohamed Barkri que aún sufre persecución, acoso y dos juicios debido a su película Jenin, Jenin. Y si no fuera suficiente, la ausencia total de cine palestino en la actual edición, tampoco dice mucho en favor de la actitud de Zinemaldia.

Hemos visto que el Zinemaldia ha tenido reflejos para incluir un guiño en recuerdo a Nestor Basterretxea, recientemente fallecido, y nos felicitamos de ello, pero no ha pasado lo mismo con Palestina en el año internacional de solidaridad declarado por la ONU. A pesar de que se afirme que cualquier cineasta puede proyectar su película en el Zinemaldia, no hay ninguna película palestina.

Desde el Colectivo Palestinarekin Elkartasuna, además de sumarnos a la campaña internacional BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones), hacemos nuestras las palabras del poeta israelí Aharon Shabtai cuando afirma que “no creo que un Estado que mantiene una ocupación, que comete a diario crímenes contra civiles, merezca ser invitado a algún (evento) cultural».


Escucha el programa Uhintifada 192: Zinemaldia o el cine como herramienta de legitimación de Israel:

 

Donostia Zinemaldia

Donostia Zinemaldia

 

Fuente: Palestina, Zinemaldia, Rebordinos, Komite Internazionalistak, 20/09/2014.[:]

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